1) Lavás y le sacás las imperfecciones a 4 zapallitos. (Sacar las imperfecciones es una buena forma de darle al plato un status que, claramente, no se merece)
2) Los ponés a hervir en una olla con abundante agua y sal
3) Picás dos cebollas chicas.
4) Las tirás en otra olla o sartén de teflon precalentada. Dejás que se quemen un poquito las de abajo.
4b) ¿Cómo? ¿Se queman las de abajo? Sí, se queman las de abajo. Esto en una dieta sin aceite se llama sabor. El quemado, después del teflon es tu nuevo mejor amigo.
5) Agregás un poquito de agua.
6) Sumás a eso dos rodajas de calabaza cortada en cuadraditos, una remolacha rallada, una zanahoria rallada y una cuchara sopera de arroz yamaní y cebada perlada ya cocidos (una sola, son cereales, no abuses)
7) Condimentás con sal, pimienta y curry.
8) Tapás y vas agregando agua a medida que sea necesario.
9) Sacás los zapallitos cuando están listos. ¿Cómo saber si ya están? Los pinchás, el tenedor se hunde y la carne cede. Si el tenedor no penetra no están listos y si la carne cede tipo Coca Sarli y los zapallitos de deshacen están demasiado listos o son unos arrastrados ninfómanos.
10) Los ahuecás con una cuchara, dejando el zapallito lo más armado posible. Agregás lo que sacaste a la mezcla del punto 6 y la cocinás un poco más.
11) Los metés un ratito en el horno.
Podés acompañar esto con una ensalada de espinaca y champiñones condimentada con una vinagreta de mostaza de Dijon. ¿Lo qué? Una cucharada de aceite de oliva, una de jugo de limón (limón de verdad no esas mierdas en botellita), un cuarto de mostaza de Dijon (yo uso la Maille), sal y pimienta.
